¿Qué significa 2 Pedro 2:13?
Pedro continúa describiendo los pecados y el juicio inminente al que iban a enfrentarse los falsos maestros que surgieron dentro de la iglesia. Esos hombres habían estado intentando confundir a las personas que iban a leer esta carta para que se olvidaran del evangelio de Jesús. En este versículo, Pedro les asegura a sus lectores que los falsos maestros no acabarían saliéndose con la suya. Por mucho que pareciera que las cosas les estaban yendo bien, al final acabarían sufriendo todo el mal que ellos mismos estaban cometiendo. Dios siempre está prestando atención a todo lo que ocurre, y el juicio y la destrucción serán inminentes.Una de las características más infames de estos falsos maestros era que se dejaban llevar por su inmoralidad sexual. Pedro dice que incluso se divertían o se deleitaban con su inmoralidad a plena luz del día: carecían incluso de la vergüenza para ocultar sus pecados en la oscuridad de la noche. En la actualidad, se puede decir que tenían "orgullo" de lo que estaban haciendo. Este tipo de personas no ocultan su pecado, sino que lo exhiben para que otros lo vean.
Pedro dice que estos falsos maestros estaban deshonrando a la iglesia, tal y como una mancha o una imperfección puede estropear una camisa, por ejemplo. Esas personas se dan un festín con los verdaderos creyentes mientras continúan contando sus mentiras sobre quién es Jesús. Este banquete que Pedro menciona aquí puede referirse a las fiestas inmorales con las que estos falsos maestros estaban atrayendo a la gente de la iglesia, o puede ser que los falsos maestros asistieran a las reuniones oficiales de la iglesia, donde se participaba en la Cena del Señor, deshonrando gravemente momentos tan importantes como ése.
La pureza de la iglesia es importante, y este pasaje nos recuerda a algo que Pablo dijo en Efesios 5:3: que ciertos tipos de inmoralidad no deben tolerarse dentro de la comunidad de la iglesia. A veces puede resultarnos difícil amar a los pecadores y rechazar sus pecados. Sin embargo, es importante que la iglesia defienda la conducta moral a la que Dios nos ha llamado. Hay momentos en los que asociarnos con un pecador impenitente podría dañar la reputación de la iglesia, y eso podría interferir en la difusión del evangelio.