¿Qué significa 1 Corintios 4:4?
Pablo se ha descrito a sí mismo como un administrador de los misterios que Dios nos ha revelado. Un administrador es un sirviente encargado de administrar algo que no le pertenece, razón por la cual estas personas deben tener una gran integridad y ser personas honestas y sinceras.Sin embargo, Pablo ha dicho que no le preocupaban las opiniones que la gente pudiera tener acerca de lo fiel que era. Eso no significa que Pablo fuera arrogante. De hecho, Pablo dijo en el versículo anterior que ni siquiera se estaba juzgando a sí mismo. En esencia, estaba diciendo que la única opinión que debería importarle a un sirviente era la opinión de su amo.
Pablo tenía conciencia de sí mismo, pensaba en cómo estaba haciendo el trabajo que se le había encomendado. De hecho, se supone que él estaba siguiendo su propio consejo y estaba examinándose a sí mismo continuamente (2 Corintios 13:5). Pablo dice que su conciencia estaba limpia, y no pensaba que tuviera una falta de integridad o estuviera incumplimiento sus funciones de alguna manera.
Sin embargo, eso no significa que fuera inocente. Pablo conocía bien la verdad de Jeremías 17:9: "el corazón es engañoso y perverso, más que todas las cosas. ¿Quién puede decir que lo conoce?". Pablo no está diciendo que era perfecto. Más bien, Pablo simplemente está diciendo que no le importaban las opiniones de los seres humanos, sino que solo le importaba la opinión que Dios tuviera de él. El juicio del Señor es el que más importa, ya que Dios es el único que puede juzgar en base a una verdadera justicia.
1 Corintios 4:1–13 comienza con Pablo insistiendo en que no le preocupaba lo que otros pensaran de él o de la manera que lo juzgaran. El Señor es quien lo juzgará, y eso es lo que verdaderamente importa. Los corintios se habían vuelto un poco arrogantes en su manera de juzgar, y se olvidaron de que todas las cosas buenas que tenían eran un regalo. Todos los corintios estaban bien a nivel económico y estatus social, pero Pablo y los otros apóstoles vivían en la pobreza y bajo persecución, y eran considerados escoria por el mundo. Aun así, imitaron a Jesús bendiciendo a quienes los maltrataban y continuaron sirviendo a Cristo sin importar lo que les ocurriera.
Pablo continúa demostrando la razón por la que los cristianos de Corinto no deberían dividirse por el hecho de a qué maestro siguieran. De hecho, el Señor es el único que puede juzgar a Sus siervos, incluido Pablo. Al hacerse jueces, estaban actuando como si tuvieran todo lo que necesitaban, y lo hacían con orgullo, un orgullo que procedía tanto de su reputación como de su estatus. En cambio, los apóstoles vivían para Cristo en la pobreza y bajo persecución. Pablo escribe como si un padre les estuviera escribiendo a sus niños pequeños, y los anima a cambiar de rumbo e imitar su vida. "¿Qué prefieren ustedes? ¿Que los visite con una vara, o con amor y con un espíritu apacible?"