¿Qué significa Proverbios 29:17?
La disciplina, cuando se impone debidamente, les enseña a los niños a evitar el mal y a hacer lo que le agrada tanto al Señor como a sus padres (Proverbios 8:32–35; 29:15). Un niño necesita aprender a cómo distinguir entre el bien y el mal lo antes posible, lo cual debe comenzar en el hogar. Los padres no deben dejar esta responsabilidad a los maestros de clase, a los pastores o a la sociedad en general. Los padres nunca podrán estar tranquilos si no disciplinan a sus hijos desde pequeños. Por tanto, es inútil e incluso peligroso esperarse hasta que un hijo o una hija llegue a la adolescencia para intentar guiarlos moralmente (Proverbios 13:24; 19:18).A Timoteo le enseñaron bien desde que era un niño. El apóstol Pablo le dice a Timoteo: "pues me viene a la memoria la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que habita en ti también" (2 Timoteo 1:5). Además, en 2 Timoteo 3:15, Pablo dice a Timoteo: "tú desde la niñez has conocido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús".
Proverbios 29:12–27 completa la colección de dichos sabios que pertenecen al rey Salomón (Proverbios 25:21). Este pasaje nos habla sobre varios tipos de relaciones. Algunos de los temas más comunes de los que se habla aquí son las interacciones que tenemos con los líderes gubernamentales, la importancia que tiene disciplina de los padres y las figuras de autoridad. Salomón también hace comentarios sobre el orgullo y el conflicto inherente que existe entre la justicia y el mal.
Gran parte de este pasaje nos habla sobre las consecuencias negativas de las actitudes o comportamientos que son pro-vocados a raíz de nuestra imprudencia: la terquedad siempre nos lleva hacia el desastre. La falta de autocontrol hace que pasemos vergüenza. Los gobernantes que son ignorantes e impíos propagan el pecado y la corrup-ción. El orgullo nos lleva hacia la humillación. La mayoría de estas declaraciones siguen el patrón de dos partes que ya se estableció en otra parte del libro de Proverbios. La lección final hace un resumen entre la profunda diferencia que existe entre las personas que son bondadosas y las únicamente se dedican a perseguir sus propios deseos.