¿Qué significa 1 Corintios 6:8?
Pablo ha sido muy claro sobre el equilibrio que hay entre "ganar" y "hacer lo correcto". Es mucho mejor perder, sufrir agravios y ser engañados por un hermano en Cristo, que llevar a ese hermano ante un tribunal secular para resolver una disputa menor. Participar en un pleito así les da la oportunidad a los no creyentes de juzgar lo que está ocurriendo dentro de la iglesia (1 Corintios 2:14–15). Por lo tanto, los cristianos que se demandan entre sí por casos civiles (casos que no sean graves) ya han perdido antes de que se les escuche. El hecho de que ninguno de ellos siga el ejemplo de Jesús, quien fue humilde y sufrió por el bien de sus hermanos y hermanas en Cristo, los hace perderlo todo antes de que comience.Sin embargo, eso no se queda ahí. Lo peor de todo no fue que una persona en Cristo demandara a otra persona en Cristo, sino que hubiera una persona en Cristo que quisiera dañar a otra, ¡ya que se supone que los dos son hermanos o hermanas en Cristo!
Es importante recordar que, con todo esto, Pablo estaba refiriéndose a casos civiles, no a casos graves en los que hubiera pasado algo verdaderamente grave. Pablo dijo que estos problemas en realidad eran problemas menores (1 Corintios 6:2). Este pasaje no les prohíbe a los cristianos rechazar el uso legítimo de los tribunales seculares. De hecho, Pablo creía justamente lo contrario (Romanos 13:1). Los cristianos que se hacen daño entre sí y trasgreden las leyes penales son responsables de comparecer ante un juzgado, y esto incluye cualquier caso grave en el que la vida física, emocional o espiritual de un creyente esté en peligro. Sin embargo, ese no era el tipo de problemas a los que Pablo se estaba refiriendo.
Los cristianos de Corinto vivían como si fueran no creyentes. Dentro de la cultura griega y romana se permitía engañar a los demás si se encontraba una forma de que los demás se dieran cuenta de dicho engaño. La gente se demandaba entre sí y usaban insultos personales para salirse con la suya. Si una persona era rica o importante, tenía más posibilidades de ganar ante un tribunal.
Pablo estaba muy frustrado porque los cristianos de Corinto no estaban viviendo la verdad del evangelio de Jesús en el que habían creído con sinceridad desde el principio.
1 Corintios 6:1–11 habla sobre los cristianos de Corinto que se estaban demandando los unos a los otros ante tribunales seculares por casos pequeños. Los creyentes algún día juzgarán al mundo y a los ángeles, por eso deberían poder juzgar las pequeñas disputas que pudieran surgir entre ellos. De hecho, sería mejor que un creyente fuera defraudado que pedirles a los incrédulos que resolvieran una disputa que pudiera haber surgido entre dos personas que sean hermanos en Cristo. Después de todo, los incrédulos no heredarán el reino de Dios debido a sus pecados y el hecho de no haber confiado en Cristo para alcanzar la salvación. Sin embargo, el sacrifico de Cristo limpia a los cristianos de esos pecados y su fe en Jesús les permite formar parte de la familia de Dios. Pablo también les recuerda algo importantísimo: no hay pecado que esté más allá del poder del perdón de Cristo.
En 1 Corintios 6 Pablo continúa hablando sobre los problemas que había con los cristianos de Corinto dentro de la iglesia. Primero, Pablo habló sobre la inmoralidad sexual, y ahora Pablo comienza a hablar sobre el hecho de que al menos uno de ellos había demandado a otro miembro de la iglesia ante un tribunal civil secular debido a que hubo algún desacuerdo entre ellos. En lugar de demandarse unos a otros ante tribunales formados por incrédulos, deberían resolver los casos pequeños dentro de la iglesia. Pablo los anima a vivir de acuerdo con sus nuevas identidades en Cristo en lugar de vivir de acuerdo con los estándares de inmoralidad sexual de su propia cultura. Este tema sirve como preámbulo del matrimonio, un sujeto sobre el que Pablo también compartirá algunas ideas durante el capítulo 7.