¿Qué significa 1 Corintios 10:28?
Este versículo forma parte del veredicto final de Pablo en el que está tratando de comunicarnos en qué momentos un cristiano debe o no debe comer carne que se le haya ofrecido a un ídolo. Hasta ahora, Pablo les ha dado a los creyentes la libertad de comer carne que no supieran de dónde venía con la conciencia tranquila. Si la compraban en el mercado, deberían comérsela sin problemas. Si se la servían como invitado en la casa de un incrédulo, también debían comérsela con la conciencia tranquila. En realidad, solo era carne, y no había nada pecaminoso en ella.Este versículo, sin embargo, hace un contraste con lo que Pablo ha dicho hasta ahora. La diferencia es bastante llamativa, aunque la razón por la que Pablo dice esto tiene mucho sentido. En resumen, la intención y el contexto importan. Pablo ha dicho que está mal que una persona transgreda su propia conciencia (Romanos 14:23), y también ha dicho que el bien de los demás es primordial, algo que incluso debe sobreponerse a nuestros "derechos" (1 Corintios 9:12). Pablo también ha dicho que es pecado que un cristiano que sea "más fuerte" en la fe tiente a un cristiano que sea "más débil" a hacer algo que vaya en contra de sus convicciones, incluso aunque hacerlo no implique nada que fuera necesariamente pecaminoso (Romanos 8:8–13). El cristiano "fuerte" tiene la libertad de disfrutar, y no peca cuando participa de esa acción en sí. Ese mismo cristiano, sin embargo, tiene la obligación de considerar la perspectiva de aquellos que son espiritualmente más débiles antes de hacer cualquier cosa.
Ahora, Pablo habla sobre qué hacer si alguien, presumiblemente un cristiano que sea más débil o esté preocupado, comienza a cuestionar la conexión que pudiera haber entre la carne y la idolatría. Si el incrédulo dice que la carne se le ha ofrecido a un ídolo, los cristianos no deben comérsela. Pablo tiene claro el motivo: debemos negarnos a comer por el bien de la persona que nos lo dijo, por la conciencia del incrédulo.
Pablo insiste en que los creyentes de Corinto no deberían apoyar la adoración de ídolos de ninguna manera, para así mostrarles a los incrédulos que no querían saber nada sobre ello. Las personas que no conocen a Cristo no deben confundirse acerca de a quién adoran verdaderamente los cristianos. A través de nuestras acciones y palabras, los no creyentes deben tener claro que los cristianos solo adoran a Cristo y no a otros dioses.
1 Corintios 10:23—11:1 dice que la pregunta "¿me está permitido hacer eso?" no es la única pregunta que deben hacerse los cristianos, sino que también deben preguntarse: "¿glorificará esto a Dios?" y "¿edificará esto al resto de la iglesia?" Pablo los anima a actuar en consecuencia, y a que evitaran comer carne que supieran que se les había ofrecido a los ídolos. La razón para esto era evitar que alguien pensara que los cristianos no tenían problema con la adoración de los ídolos. Sin embargo, sí eran libres de comer de cualquier tipo de carne con la conciencia tranquila y con un corazón agradecido hacia Dios, incluso aunque no supieran si esa carne se le había ofrecido a un ídolo o no. El mensaje clave de este pasaje es que nuestras intenciones y los efectos que nuestras acciones tienen sobre los demás son más importantes que las cosas físicas que hacemos y en las que participamos.
La adoración de ídolos es un pecado extremadamente grave. Pablo les está recordando eso mismo a los cristianos de Corinto, quienes vivían en una ciudad que estaba completamente saturada de ídolos. Para ello, está usando la historia de los israelitas que tuvieron que vagar por el desierto. Aunque Dios bendijo a los israelitas, ellos adoraron a ídolos falsos. Dios mató a muchos de ellos por hacerlo. Pablo les ordena a sus lectores que hagan todo lo posible para no formar parte de la adoración de ídolos. La adoración de ídolos involucra pasar tiempo con demonios. Dios siempre provee alguna forma de evitar el pecado, es por eso por lo que debían evitar darle la impresión a alguien de que la adoración de ídolos se podía aceptar una vez se formaba parte de la familia de Dios, incluso aunque se supiera que esos ídolos no existían. La primera pregunta que debemos hacernos siempre que estemos haciendo algo es la siguiente: "¿glorificará esto a Dios de alguna manera?"