¿Qué significa Proverbios 25:9?
En lugar de llevar a juicio a nuestro prójimo por una simple queja, primero debemos tener una conversación en privado con la persona con la que tenemos un problema. Una vez que hay otras personas que se involucran en ese proceso judicial, la situación puede salirse de control rápidamente. El proverbio anterior (Proverbios 25:8) nos habló de la vergüenza que podemos sentir cuando acusamos a alguien falsamente. Algunas traducciones también sugieren que cuando acusamos a nuestro prójimo, al mismo tiempo nos ponemos en peligro de exponer todos nuestros pecados y defectos.Por lo tanto, no es bueno revelar públicamente cosas que otros prefieren mantener en privado. Por supuesto, algunas veces puede haber razones para hacerlo, como en los casos de violencia, abuso o delincuencia. El contexto aquí parece estar hablándonos de las situaciones en las que un secreto se hace público por razones indebidas, lo cual puede hacerse por venganza, mezquindad o por un simple descuido. Revelar detalles privados sobre los demás no solo es pecado, sino que también es arriesgado: ya que las personas también nos podrían avergonzar a nosotros por estar compartiendo dicha información (Proverbios 25:10).
La enseñanza que Cristo comparte Mateo 18:15–20 también incluye este principio: es importante hablar en privado con las personas que tenemos problemas para evitar causar controversias indebidas, incluso en los casos más difíciles: es mejor resolverlo todo rápidamente y de forma agradable que causar más problemas de los debidos. Por supuesto, no todos los problemas se pueden resolver en privado y ciertos problemas solo se pueden resolver de manera pública, tal y como ocurre con los casos de abuso. Hablar en privado también ayuda a evitar malentendidos. Es mejor saber si algo se ha malinterpretado y resolverlo rápidamente, que comenzar a acusar a las personas de manera pública y extender el problema sobre otras personas.
La carta que Pablo les escribió a los colosenses elogiaba los principios de la bondad y la paciencia: "sean mutuamente tolerantes. Si alguno tiene una queja contra otro, perdónense de la misma manera que Cristo los perdonó" (Colosenses 3:13). Jesús dijo: "ustedes han oído que fue dicho: "ojo por ojo, y diente por diente" Pero yo les digo: no resistan al que es malo, sino que a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, preséntale también la otra; al que quiera provocarte a pleito para quitarte la túnica, déjale también la capa" (Mateo 5:38–40).
Proverbios 25:1–10 contiene una serie de sabios consejos sobre la realeza, tanto para el gobernante como para sus súbditos. También se menciona la importancia de evitar ser arrogantes. Es mejor ser humilde y luego ser elogiado por los demás, en lugar de ser rechazado por el hecho de ser presuntuosos, lo cual también se puede aplicar en las disputas y en los juicios. La mayoría de las disputas se resuelven mejor en privado, y siempre debemos intentar hacerlo de esa manera primero.
Este capítulo incluye más versículos de Salomón que fueron copiados por los escribas del rey Ezequías muchos años después. La primera sección habla de la arrogancia y sus peligros. La siguiente sección nos presenta una serie de comparaciones que nos enseñan lecciones espirituales. El último segmento de este capítulo nos enseña cosas sobre las relaciones, la reputación y el autocontrol.