¿Qué significa 2 Corintios 4:17?
Todo lo que Pablo estaba sufriendo por el bien de su misión en Cristo no fue nada fácil. En el capítulo 1 de esta carta, habló sobre algo que les había ocurrido a él y a sus amigos "fuimos abrumados de manera extraordinaria y más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que hasta perdimos la esperanza de seguir con vida." (2 Corintios 1:8).Ahora, Pablo quiere que sus lectores vean que "estos sufrimientos insignificantes y momentáneos" no son nada en comparación con la gloria de la eternidad que Dios nos ha preparado. Cualquier sufrimiento que experimentemos en esta vida es superado con creces por la gloria de la vida venidera que pasaremos junto a Dios. En lo que se refiere al tiempo, el sufrimiento que experimentamos en la Tierra es un instante en comparación con la gloria que experimentaremos eternamente. Como sabía que esto era cierto, Pablo se negó a desanimarse y a darse por vencido, incluso cuando su sufrimiento era casi insoportable (Hebreos 11:14–16).
Además de comparar la gloria de la eternidad con su sufrimiento, Pablo también pensaba que todo esto era una período de preparación, ya que su sufrimiento tenía un propósito, lo estaba preparando para experimentar la gloria de la eternidad. Pablo lo expresó de esta manera en Romanos 5:3–4, "y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en los sufrimientos, porque sabemos que los sufrimientos producen resistencia, la resistencia produce un carácter aprobado, y el carácter aprobado produce esperanza". La esperanza de la gloria eterna es lo que evitó que Pablo perdiera la esperanza mientras continuaba llevando a cabo la difícil misión de llevarle la luz de Jesús al mundo.
2 Corintios 4:7–18 explica que el tesoro de conocer la gloria de Dios a través de la fe en Cristo se guarda vasos que son frágiles por naturaleza: los seres humanos. Pablo y sus colaboradores eran parte de esos vasos, y se dedicaban continuamente a predicar el evangelio. Todos ellos habían sufrido enormemente, pero Dios evitó que los lastimaran. De hecho, no se dieron por vencidos porque incluso después de morir, sabían que resucitarían, tal y como lo hizo Cristo, para pasar la eternidad junto a Él en una gloria que superará con creces el sufrimiento momentáneo que experimentamos en esta vida.
Pablo insiste en que él y sus colaboradores en Cristo siempre actuaron con integridad, aunque sabía que Satanás cegó a algunas personas para que no creyeran en su mensaje acerca de Jesús. Debido a eso, no podían conocer a Cristo, quien en realidad es Dios. Esa verdad era un tesoro de un valor incalculable que estaba almacenado en personas frágiles como Pablo y sus colaboradores del ministerio. En realidad, no importa lo difícil que pudiera llegar a ser su sufrimiento en este trabajo, Pablo se negó a rendirse porque confiaba en que un día resucitaría después de su muerte y entonces todo el dolor que experimentara en este lado de la eternidad no se podría comparar con la gloria que experimentaría junto a Dios.