¿Qué significa 2 Corintios 3:4?
Pablo ha dicho que los creyentes de Corinto eran la única carta de recomendación que necesitaban llevar consigo. La transformación y el crecimiento que habían experimentado era suficiente como para establecerse como un apóstol legítimo a quien Dios había enviado para representar a Cristo ante el mundo. Es posible que algunas personas de la iglesia de Corinto hubieran estado desafiando su autoridad como apóstol. Pablo dijo que los corintios mismos eran evidencia de que su ministerio era genuino y había sido establecido por Dios. Después de todo, todos ellos habían experimentado el perdón de Dios a través de la fe en Cristo y habían sido testigos del poder del Espíritu Santo. Todo lo que en ese momento creían que era verdad había ocurrido gracias a que Pablo había compartido el evangelio con ellos.¿De dónde venía la confianza que Pablo tenía en la obra que Dios estaba haciendo entre los corintios? ¿Cómo estaba tan seguro de que había sido enviado por Dios verdaderamente? En realidad, esto no vino de lo que él mismo creía de sí mismo, sino de la confianza que tenía en Dios a través de Cristo. Cuando Dios es quien está obrando, tener confianza en lo que Él está haciendo es la única respuesta racional que se puede ofrecer para darle sentido a lo que está ocurriendo.
2 Corintios 3:1–6 nos describe poéticamente que la única carta de recomendación que Pablo necesitaba para demostrar su legitimidad como apóstol eran los cristianos de Corinto. Pablo y sus amigos fueron los que los llevaron hacia la fe en Cristo. Los Corintios eran como una carta escrita por Cristo, no con tinta, sino con el sello del Espíritu Santo; no en tablas de piedra, sino en corazones humanos. Dios fue quien empoderó a Pablo para realizar el ministerio y quien los envió tanto a él como a sus amigos a compartir el evangelio por todo el mundo.
2 Corintios 3 comienza con Pablo insistiendo de nuevo en el hecho de que la presencia de Cristo moraba en los corazones de los corintios y que esa era toda la evidencia que necesitaban para saber que su ministerio había sido honesto y sincero. Luego, Pablo compara la gloria limitada que Dios compartió con el pueblo de Israel a través del antiguo pacto con la gran gloria que Dios nos ha revelado a todos nosotros a través de la fe en Cristo. Esa gloria se revela solamente cuando el velo de la incredulidad desaparece a través de Cristo gracias al poder del Espíritu Santo. Las personas que se centran en observar la gloria de Dios en Cristo comienzan un proceso de transformación que los lleva a parecerse a Cristo más y más con el paso del tiempo.