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Capítulo
13
1
2
3
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5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
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19
20
21
Verso
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
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13
14
15
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20
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24
25
Jueces capitulo 13
La Biblia de las Américas
1
Y los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, y el SEÑOR los entregó en manos de los filisteos por cuarenta años.
2
Y había un hombre de Zora, de la familia de los danitas, el cual se llamaba Manoa; su mujer era estéril y no había tenido hijos.
3
Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció a la mujer, y le dijo: He aquí, tú eres estéril y no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo.
4
Ahora pues, cuídate de no beber vino ni licor, y de no comer ninguna cosa inmunda.
5
Pues he aquí, concebirás y darás a luz un hijo; no pasará navaja sobre su cabeza, porque el niño será nazareo para Dios desde el seno materno ; y él comenzará a salvar a Israel de manos de los filisteos.
6
Y la mujer fue y se lo dijo a su marido, diciendo: Un hombre de Dios vino a mí, y su aspecto era como el aspecto del ángel de Dios, muy imponente. Yo no le pregunté de dónde
venía
, ni él me hizo saber su nombre.
7
Pero él me dijo: “He aquí, concebirás y darás a luz un hijo; desde ahora no beberás vino ni licor, ni comerás cosa inmunda, porque el niño será nazareo para Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte.”
8
Entonces Manoa imploró al SEÑOR, y dijo: Te ruego Señor, que el hombre de Dios que tú enviaste venga otra vez a nosotros, para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer.
9
Y Dios escuchó la voz de Manoa. Y el ángel de Dios vino otra vez a la mujer cuando estaba sentada en el campo; y Manoa su marido no estaba con ella.
10
Y la mujer corrió rápidamente y avisó a su marido, y le dijo: He aquí, se me ha aparecido el hombre que vino el
otro
día.
11
Manoa se levantó y siguió a su mujer, y cuando llegó al hombre, le dijo: ¿Eres el hombre que habló a la mujer ? Y él respondió: Yo soy.
12
Y Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser el modo de vivir del muchacho y cuál su vocación?
13
Y el ángel del SEÑOR dijo a Manoa: Que la mujer atienda a todo lo que
le
dije.
14
No comerá nada que venga de la vid, no
beberá
vino ni licor, ni comerá nada inmundo ; que guarde ella todo lo que
le
he mandado.
15
Entonces Manoa dijo al ángel del SEÑOR : Permítenos detenerte y prepararte un cabrito.
16
Y el ángel del SEÑOR respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu alimento, mas si preparas un holocausto, ofrécelo al SEÑOR. Y Manoa no sabía que era el ángel del SEÑOR.
17
Y Manoa dijo al ángel del SEÑOR: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumplan tus palabras, te honremos?
18
Y el ángel del SEÑOR le respondió: ¿Por qué preguntas mi nombre, viendo que es maravilloso ?
19
Y Manoa tomó el cabrito con la ofrenda de cereal y los ofreció sobre una piedra al SEÑOR, y
el ángel
hizo maravillas mientras que Manoa y su mujer observaban.
20
Pues sucedió que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel del SEÑOR ascendió en la llama del altar. Al ver
esto
, Manoa y su mujer cayeron rostro en tierra.
21
Y el ángel del SEÑOR no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces Manoa supo que era el ángel del SEÑOR.
22
Y Manoa dijo a su mujer: Ciertamente moriremos, porque hemos visto a Dios.
23
Pero su mujer le dijo: Si el SEÑOR hubiera deseado matarnos, no habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereal de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas estas cosas, ni nos habría permitido ahora oír
cosas
como éstas.
24
Y la mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció y el SEÑOR lo bendijo.
25
Y el Espíritu del SEÑOR comenzó a manifestarse en él en Mahané-dan, entre Zora y Estaol.
Nueva Biblia de las Américas
1
Los Israelitas volvieron a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, y el SEÑOR los entregó en manos de los Filisteos durante cuarenta años.
2
Había un hombre de Zora, de la familia de los Danitas, el cual se llamaba Manoa; su mujer era estéril y no había tenido hijos.
3
Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció a la mujer, y le dijo: “Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo.
4
Ahora pues, cuídate de no beber vino ni licor, y de no comer ninguna cosa inmunda.
5
Porque vas a concebir y a dar a luz un hijo. El no pasará navaja sobre su cabeza, porque el niño será Nazareo para Dios desde el seno materno. Y él comenzará a salvar a Israel de manos de los Filisteos.”
6
La mujer fue y se lo dijo a su marido: “Un hombre de Dios vino a mí, y su aspecto era como el aspecto del ángel de Dios, muy imponente. Yo no le pregunté de dónde
venía
, ni él me hizo saber su nombre.
7
Pero él me dijo: ‘Vas a concebir y a dar a luz un hijo; desde ahora no beberás vino ni licor, ni comerás cosa inmunda, porque el niño será Nazareo para Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte.’”
8
Entonces Manoa imploró al SEÑOR, y dijo: “Te ruego Señor, que el hombre de Dios que Tú enviaste venga otra vez a nosotros, para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer.”
9
Dios escuchó la voz de Manoa. Y el ángel de Dios vino otra vez a la mujer cuando estaba sentada en el campo; pero Manoa su marido no estaba con ella.
10
La mujer corrió rápidamente y avisó a su marido, y le dijo: “Ven, se me ha aparecido el hombre que vino el
otro
día.”
11
Manoa se levantó y siguió a su mujer, y cuando llegó al hombre, le dijo: “¿Eres el hombre que habló a la mujer?” “Yo soy,” respondió él.
12
Y Manoa le preguntó: “Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser el modo de vivir del muchacho y cuál su vocación?”
13
Y el ángel del SEÑOR contestó a Manoa: “Que la mujer atienda a todo lo que
le
dije.
14
No comerá nada que venga de la vid, no
beberá
vino ni licor, ni comerá nada inmundo. Ella deberá guardar todo lo que
le
he ordenado.”
15
Entonces Manoa dijo al ángel del SEÑOR: “Permítenos detenerte y prepararte un cabrito.”
16
Y el ángel del SEÑOR respondió a Manoa: “Aunque me detengas, no comeré de tu alimento, pero si preparas un holocausto, ofrécelo al SEÑOR.” Y Manoa no sabía que era el ángel del SEÑOR.
17
Y Manoa dijo al ángel del SEÑOR: “¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumplan tus palabras, te honremos?”
18
El ángel del SEÑOR le respondió: “¿Por qué preguntas mi nombre, viendo que es maravilloso (incomprensible)?”
19
Entonces Manoa tomó el cabrito con la ofrenda de cereal y los ofreció sobre una piedra al SEÑOR, y
el ángel
hizo maravillas mientras que Manoa y su mujer observaban.
20
Pues sucedió que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel del SEÑOR ascendió en la llama del altar. Al ver
esto
, Manoa y su mujer cayeron rostro en tierra.
21
El ángel del SEÑOR no se volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces Manoa supo que era el ángel del SEÑOR.
22
Y Manoa dijo a su mujer: “Ciertamente moriremos, porque hemos visto a Dios.”
23
Pero su mujer le contestó: “Si el SEÑOR hubiera deseado matarnos, no habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereal de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas estas cosas, ni nos habría permitido ahora oír
cosas
como éstas.”
24
Y la mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre Sansón. El niño creció y el SEÑOR lo bendijo.
25
Y el Espíritu del SEÑOR comenzó a manifestarse en él en Majané Dan (el campamento de Dan), entre Zora y Estaol.
Nueva Versión Internacional
1
Una vez más los israelitas hicieron lo que ofende al SEÑOR. Por eso él los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años.
2
Cierto hombre de Zora, llamado Manoa, de la tribu de Dan, tenía una esposa que no le había dado hijos porque era estéril.
3
Pero el ángel del SEÑOR se le apareció a ella y le dijo: «Eres estéril y no tienes hijos, pero vas a concebir y tendrás un hijo.
4
Cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni tampoco comas nada impuro,
5
porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja sobre su cabeza, porque el niño va a ser nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer. Él comenzará a librar a Israel del poder de los filisteos».
6
La mujer fue adonde estaba su esposo y le dijo: «Un hombre de Dios vino adonde yo estaba. Por su aspecto imponente, parecía un ángel de Dios. Ni yo le pregunté de dónde venía, ni él me dijo cómo se llamaba.
7
Pero me dijo: “Concebirás y darás a luz un hijo. Ahora bien, cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni de comer nada impuro, porque el niño será nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte”».
8
Entonces Manoa oró al SEÑOR: «Oh SEÑOR, te ruego que permitas que vuelva el hombre de Dios que nos enviaste, para que nos enseñe cómo criar al niño que va a nacer».
9
Dios escuchó a Manoa, y el ángel de Dios volvió a aparecerse a la mujer mientras esta se hallaba en el campo; pero Manoa su esposo no estaba con ella.
10
La mujer corrió de inmediato a avisarle a su esposo: «¡Está aquí! ¡El hombre que se me apareció el otro día!»
11
Manoa se levantó y siguió a su esposa. Cuando llegó adonde estaba el hombre, le dijo: ?¿Eres tú el que habló con mi esposa? ?Sí, soy yo —respondió él.
12
Así que Manoa le preguntó: ?Cuando se cumplan tus palabras, ¿cómo debemos criar al niño? ¿Cómo deberá portarse?
13
El ángel del SEÑOR contestó: ?Tu esposa debe cumplir con todo lo que le he dicho.
14
Ella no debe probar nada que proceda de la vid, ni beber ningún vino ni ninguna otra bebida fuerte; tampoco debe comer nada impuro. En definitiva, debe cumplir con todo lo que le he ordenado.
15
Manoa le dijo al ángel del SEÑOR: ?Nos gustaría que te quedaras hasta que te preparemos un cabrito.
16
Pero el ángel del SEÑOR respondió: ?Aunque me detengan, no probaré nada de tu comida. Pero, si preparas un holocausto, ofréceselo al SEÑOR. Manoa no se había dado cuenta de que aquel era el ángel del SEÑOR.
17
Así que le preguntó: ?¿Cómo te llamas, para que podamos honrarte cuando se cumpla tu palabra?
18
?¿Por qué me preguntas mi nombre? —replicó él—. Es un misterio maravilloso.
19
Entonces Manoa tomó un cabrito, junto con la ofrenda de cereales, y lo sacrificó sobre una roca al SEÑOR. Y mientras Manoa y su esposa observaban, el SEÑOR hizo algo maravilloso:
20
Mientras la llama subía desde el altar hacia el cielo, el ángel del SEÑOR ascendía en la llama. Al ver eso, Manoa y su esposa se postraron en tierra sobre sus rostros.
21
Y el ángel del SEÑOR no se volvió a aparecer a Manoa y a su esposa. Entonces Manoa se dio cuenta de que aquel era el ángel del SEÑOR.
22
?¡Estamos condenados a morir! —le dijo a su esposa—. ¡Hemos visto a Dios!
23
Pero su esposa respondió: ?Si el SEÑOR hubiera querido matarnos, no nos habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereales de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas esas cosas ni anunciado todo esto.
24
La mujer dio a luz un niño y lo llamó Sansón. El niño creció y el SEÑOR lo bendijo.
25
Y el Espíritu del SEÑOR comenzó a manifestarse en él mientras estaba en Majané Dan, entre Zora y Estaol.
Reina-Valera 1960
1
Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años.
2
Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos.
3
A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo.
4
Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda.
5
Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.
6
Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.
7
Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte.
8
Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer.
9
Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella.
10
Y la mujer corrió prontamente a avisarle a su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino a mí el otro día.
11
Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y vino al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y él dijo: Yo soy.
12
Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?
13
Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije.
14
No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé.
15
Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito.
16
Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová.
17
Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?
18
Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?
19
Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer.
20
Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.
21
Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.
22
Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.
23
Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.
24
Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo.
25
Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.
Biblia del Jubileo
1
Y los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo en los ojos del SEÑOR; y el SEÑOR los entregó en mano de los filisteos, por cuarenta años.
2
Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer
era
estéril, que nunca había tenido hijos.
3
A
esta
mujer apareció el ángel del SEÑOR, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y no has tenido hijos; mas concebirás y darás a luz
un
hijo.
4
Ahora, pues, mira que ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda.
5
Porque tú te concebirás, y darás a luz
un
hijo; y no subirá navaja sobre su cabeza, porque aquel niño nazareo será de Dios desde el vientre, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.
6
Y la mujer vino y lo contó a su marido, diciendo:
Un
varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto
era
como el aspecto de
un
ángel de Dios, terrible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién
era
, ni tampoco él me dijo su nombre.
7
Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda; porque este niño desde el vientre será nazareo de Dios hasta el día de su muerte.
8
Y oró Manoa al SEÑOR, y dijo: Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer.
9
Y el SEÑOR oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no
estaba
con ella.
10
Y la mujer corrió prontamente, y lo contó a su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino hoy a mí.
11
Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y así que llegó al varón, le dijo: ¿Eres tú aquel varón que hablaste a esta mujer? Y él dijo: Yo
soy
.
12
Entonces Manoa dijo: Cúmplase pues tu palabra. ¿Qué orden se tendrá con el niño, y qué ha de hacer?
13
Y el ángel del SEÑOR respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que
yo
le dije.
14
Ella no comerá cosa que proceda de vid
que da
vino; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; ha de guardar todo lo que le mandé.
15
Entonces Manoa dijo al ángel del SEÑOR: Te ruego
permitas
que te detengamos, y aderezaremos un cabrito
que poner
delante de ti.
16
Y el ángel del SEÑOR respondió a Manoa: Aunque me detengas no comeré de tu pan; mas si quisieres hacer holocausto, sacrifícalo al SEÑOR. Y no sabía Manoa que aquél
fuese
ángel del SEÑOR.
17
Entonces
dijo Manoa al ángel del SEÑOR: ¿Cómo es tu nombre, para que cuando se cumpliere tu palabra te honremos?
18
Y el ángel del SEÑOR respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre? No tengo licencia para decírtelo.
19
Y Manoa tomó un cabrito de las cabras y un presente, y lo sacrificó sobre una peña al SEÑOR; y
el ángel
hizo milagro a vista de Manoa y de su mujer.
20
Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel del SEÑOR subió en la llama del altar a vista de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra sobre sus rostros.
21
Y el ángel del SEÑOR no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel del SEÑOR.
22
Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.
23
Y su mujer le respondió: Si el SEÑOR nos quisiera matar, no tomaría de nuestras manos el holocausto y el presente, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni según el tiempo nos habría anunciado esto.
24
Y la mujer dio a luz
un
hijo, y le llamó por nombre Sansón. Y el niño creció, y el SEÑOR lo bendijo.
25
Y el Espíritu del SEÑOR comenzó a manifestarse
por veces
en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.
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