Capítulo
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Juan capitulo 6

La Biblia de las Américas

22Al día siguiente, la multitud que había quedado al otro lado del mar se dio cuenta de que allí no había más que una barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían ido solos. 23Vinieron otras barcas de Tiberias cerca del lugar donde habían comido el pan después de que el Señor había dado gracias. 24Por tanto, cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm buscando a Jesús. 25Cuando le hallaron al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? 26Jesús les respondió y dijo: En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no porque hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. 27Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello. 28Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que El ha enviado. 30Le dijeron entonces: ¿Qué, pues, haces tú como señal para que veamos y te creamos? ¿Qué obra haces? 31Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “LES DIO A COMER PAN DEL CIELO.” 32Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moisés el que os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. 33Porque el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo. 34Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida ; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. 36Pero ya os dije que aunque me habéis visto, no creéis. 37Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera. 38Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final. 40Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final.
Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

1Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. 2Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. 3Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. 4Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. 5Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? 6Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. 7Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. 8Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: 9Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? 10Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. 11Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 12Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 13Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. 14Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Éste verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.
Biblia del Jubileo

1Pasadas estas cosas, se fue Jesús al otro lado del mar de Galilea, que es de Tiberias. 2Y le seguía grande multitud, porque veían sus señales que hacía en los enfermos. 3Subió pues Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. 4Y estaba cerca la Pascua, la Fiesta de los judíos. 5Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él grande multitud, dice a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? 6Mas esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. 7Le respondió Felipe: Doscientos denarios de pan no les bastarán, para que cada uno de ellos tome un poco. 8Le dice uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro: 9Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos peces pequeños; ¿mas qué es esto entre tantos? 10Entonces Jesús dijo: Haced recostar los hombres. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como número de cinco mil varones. 11Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, repartió a los discípulos, y los discípulos a los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 12Y cuando fueron saciados, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, para que no se pierda nada. 13Recogieron pues, y llenaron doce cestas de pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. 14Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. 15Y sabiendo Jesús que habían de venir para arrebatarle, y hacerle rey, volvió a retirarse al monte, él solo.
25Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? 26Les respondió Jesús, y dijo: De cierto, de cierto os digo, que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. 27Trabajad no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del hombre os dará; porque a éste señaló el Padre, que es Dios. 28Y le dijeron: ¿Qué haremos para que obremos las obras de Dios? 29Respondió Jesús, y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él envió. 30Le dijeron entonces: ¿Qué señal pues haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obras? 31Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. 32Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. 34Y le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35Y Jesús les dijo: YO SOY el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. 36Mas ya os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. 37Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. 38Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que de todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero. 40Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 41Murmuraban entonces de él los Judíos, porque había dicho: YO SOY el pan que descendí del cielo. 42Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido? 43Y Jesús respondió, y les dijo: No murmuréis entre vosotros. 44Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene a mí. 46No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, éste ha visto al Padre. 47De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. 48YO SOY el pan de vida. 49Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y son muertos. 50Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera. 51YO SOY el pan vivo que he descendido del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos su carne a comer? 53Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros. 54El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57Como me envió el Padre Viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 58Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos; el que come de este pan, vivirá eternamente. 59Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.

¿Qué significa Juan capitulo 6?

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