Capítulo

Visión general de Ezequiel

Tipo de libro: El cuarto libro de los Profetas Mayores; el libro vigésimo sexto del Antiguo Testamento; el vigésimo sexto libro de la Biblia.

Autor: Ezequiel, tal y como se menciona específicamente en Ezequiel 1:3 y Ezequiel 24:24.

Audiencia: Ezequiel se escribió para los judíos que vivían en el exilio en Babilonia. Muchas de estas personas continuaron viviendo en rebelión contra Dios, a pesar del juicio que tuvo lugar a través de la destrucción de Jerusalén. Otros deseaban ver a Dios obrar y ver Su poder nuevamente tal y como había ocurrido en el pasado. Ezequiel se escribió también para condenar los caminos pecaminosos del pueblo de Israel y para animarlos a vivir una vida santa, y también para enfatizar que había un plan futuro para el pueblo judío, así como para la ciudad de Jerusalén y la tierra de Israel.

Fecha: La última profecía de Ezequiel que finalmente se cumple (Ezequiel 29:17–21) ocurrió aproximadamente en el año 570 a.C., lo que indica que el libro probablemente se recopiló en su forma final alrededor de esa época. Otras profecías que aparecen en el libro tratan sobre el fin de los tiempos y aún no se han cumplido.

Resumen: Ezequiel es uno de los libros más largos de la Biblia. Consta de 48 capítulos recopilados temáticamente. Los intérpretes generalmente dividen los escritos de Ezequiel en cuatro secciones principales.

La primera sección cubre las profecías de la destrucción de Jerusalén (Ezequiel 1—24). En una visión, Ezequiel recibe el llamamiento para hacerse un profeta (Ezequiel 1) y recibe instrucciones del Señor (Ezequiel 2—3). Ezequiel revela que pronto Jerusalén va a recibir un juicio (Ezequiel 4—7), y también podemos leer sobre una visión bastante extensa acerca de la abominación en Jerusalén y el templo (Ezequiel 8—11). Esta visión viene acompañada de varias enseñanzas que se relacionan con la visión en sí misma (Ezequiel 12—24).

La segunda sección principal cubre las profecías que se hacen acerca de otras naciones (Ezequiel 25—32). El Señor habla por medio de Ezequiel acerca de siete grupos: Amón, Moab, Seir, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto. Este pasaje también incluye un interludio sobre la futura restauración de Israel (Ezequiel 28:25–26).

La tercera sección se enfoca en el arrepentimiento de Israel (Ezequiel 33). Aunque solo tiene un capítulo, estos versículos marcan un punto de inflexión importante en el libro, ya que se pasa del tema del juicio de Dios hacia la esperanza del futuro de Israel.

La cuarta sección detalla las futuras esperanzas de Israel (Ezequiel 34—48). Israel será restablecido en la Tierra Prometida (Ezequiel 34—37). Sus enemigos serán destruidos por el poder sobrenatural del Señor (Ezequiel 38—39). Se establecerá un nuevo templo y se restaurará la verdadera adoración en la Tierra (Ezequiel 40—46). La Tierra se le repartirá al pueblo del Señor, y el Señor vivirá entre ellos (Ezequiel 47—48).

Versículos clave (RVC)

Ezequiel 2:3–6: Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día. Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor. Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos. Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.

Ezequiel 18:4: He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, ésa morirá.

Ezequiel 28:12–14: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas.

Ezequiel 33:11: Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

Ezequiel 48:35: En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama.

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